miércoles, 30 de mayo de 2012

Los cantantes: esos seres tan sensibles

Purcell, King Arthur
Festival de Salzburgo
La escena del vuelo

Hola a Tod@s!!

Mil gracias de nuevo por el tiempo que invertís en leer mi blog y en escribirme, vuestros comentarios me dan ideas y me ayudan a seguir pensando en como explicar el canto por escrito...nada fácil, ¿eh?

Hace unos días di una mini conferencia-clase magistral con cuatro jóvenes cantantes en el auditorio de la Fundación del Canal de Isabel II en Madrid. Fue una tarde muy agradable, y una novedad para mi lo de la mini conferencia, nunca lo había hecho antes... Hablé para un público muy variado, formado por personas de este "planeta canto" y por una mayoría que no lo eran, además de cuatro estupendos estudiantes y una repertorista. 

Hablé de muchas cosas, pero olvidé tocar un tema muy, muy importante: el de la fragilidad del cantante. 
Me he encontrado en estos 25 años de carrera con infinidad de cantantes con voces y técnicas fantásticas con problemas de autoestima. Un clásico. Yo misma los he tenido durante muchos años. Y aprendí a luchar contra ello. Es imperativo no ya para cantar, sino para la vida en general.

Las personas reaccionamos de diversas maneras ante la fragilidad de nuestros semejantes. Yo he visto comportamientos inaceptables por parte de directores de escena, de compañeros, de pianistas, asistentes, administrativos y, en fin, un largo etc... También hay docentes que pierden los nervios por no saber como enfrentar un problema así o porque solo saben combatir esa "debilidad" (ojo, entre comillas) por la fuerza.

La realidad es que el cantante se enfrenta a si mismo constantemente, tiene que soportar el sentirse incapaz en muchas ocasiones cuando estudia, viendo que lo que ayer salía, hoy no sale, que lo que creía bien aprendido, necesita un par de horas más de esfuerzo (a veces más), se compara constantemente con otros colegas (grave error) llegando a desesperarse al constatar las diferencias entre su sonido y el del colega, tiene que lidiar con personalidades complicadas que resuelven sus problemas zahiriendo a los otros... Y eso es difícil de gestionar.
A esto hay que añadir el carácter emocional de nuestra profesión. Nos sumergimos en historias que tienen en muchas ocasiones un coste emocional inesperado y profundo.

Recuerdo, por ejemplo, cuando canté por primera vez "Diálogos de Carmelitas". Cuando leí la obra en la que está basada la ópera, tomé contacto con una historia real acaecida en un momento convulso, (la revolución francesa) que era tremendamente dramática. El día que me senté al piano para empezar a estudiar, al desgranar los primeros acordes me invadió una emoción que hizo que se me saltaran las lágrimas. El estudio de esa partitura ha sido uno de los momentos más emotivos de mi vida. La conjunción de texto y música convirtió un nuevo rol, en un acontecimiento a nivel personal de una magnitud inesperada. El día que hicimos el primer ensayo de orquesta muchas de las cantantes participantes rompimos a llorar ante la avalancha de emoción y pasión que arrastraba aquella música maravillosa. Al llegar a las funciones, después de salir de escena tras las decapitaciones, coristas y solistas nos abrazábamos llorando como niñas, aflojando toda la tensión que habíamos ido acumulando. Era imposible no involucrarse personalmente. Imposible.

Asi que, cantar no es solo un ejercicio duro como el deporte de élite, sino que involucra el alma, el sentimiento, revive emociones dormidas y nos hace descubrir otras nuevas que estarán ligadas por siempre a una música determinada. Y cuanto más artista es un cantante, más frágil suele ser.

Los cantantes frágiles son proclives al nerviosismo, a la inseguridad....se han repetido tantas veces eso de "no me saldrá" "no puedo" " no lo hago bien" "no lo aprenderé", que su cerebro se ha habituado a esa inseguridad y la necesita. Hay un libro muy interesante que explica el funcionamiento de nuestra mente y el increíble uso que podemos hacer de ella. El libro se llama "Desarrolla tu cerebro" de Joe Dispenza. Editorial Palmyra.
Yo he conseguido controlar mi miedo a las alturas gracias a la información sobre el modo en que trabaja el cerebro que leí en este libro, y gracias a mucho esfuerzo. También me ayudó a comprender las rachas de pensamientos negativos sobre uno mismo y a evitar ese tipo de pensamientos, para intentar alcanzar el fantástico equilibrio que da el ser positivo y encarar el día a día con buenos pensamientos.

Dr. Joe Dispenza. Desarrolla tu cerebro 1

Dr. Joe Dispenza. Desarrolla tu cerebro 2

Dr. Joe Dispenza. Desarrolla tu cerebro 3

Dr. Joe Dispenza. Desarrolla tu cerebro 4

Dr. Joe Dispenza. Desarrolla tu cerebro 5

Dr. Joe Dispenza. Desarrolla tu cerebro 6

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Dr. Joe Dispenza. Desarrolla tu cerebro 8

Dr. Joe Dispenza. Desarrolla tu cerebro 9

Hay que trabajar también en la autoestima, pero sin llegar a convertirnos en personas "encantadas de conocerse". No olvidemos nunca que todos nos tenemos que duchar por las mañanas, así que por ser cantantes o por poseer una voz no nos convertimos mágicamente en seres sobrenaturales. Podemos llegar a ser artistas excepcionales si estamos en un escenario, y podemos ser personas excepcionales si entendemos que en este mundo todos somos necesarios y todos somos dignos de atención. Podemos luchar contra nuestra fragilidad, podemos conseguir lo que nos propongamos, incluso aprender a querernos.

No os avergoncéis si os sentís frágiles, dejad de machacaros por sentiros asi. A partir de hoy, no os digais cosas a vosotros mismos que seriais incapaces de decir a otra persona. ¡Se acabó el criticarse! ¡Se acabó el faltarse al respeto! Quereros. Si no le decís esas cosas a los demás, ¿por que os las decís a vosotros mismos si sois lo único que tenéis? Sois únicos y preciosos. ¡Amad lo que sois, seres magníficos!

Sed felices y hasta la próxima.  ¡Gracias por estar un ratito conmigo!